Resulta que los agujeros negros no son los grandes devoradores que se creía.
En el centro de nuestra galaxia a 26.000 años luz de la Tierra, se encuentra un gigantesco agujero negro cuya masa es 4 millones de veces mayor que la del Sol.
Este tipo de hoyos cósmicos devoran todo lo que se encuentra a su alrededor, pero una nueva investigación de la NASA ha comprobado a través del observatorio de rayos X Chandra, que el nuestro, llamado Sagitario A, “mantiene la boca cerrada”.
El grupo de investigadores, que han publicado su estudio en la revista Science, observaron que el gas cerca del agujero negro probablemente proviene de los vientos producidos por un conjunto de estrellas jóvenes y masivas distribuidas en forma de disco.
Sagitario A, captura ese gas caliente expulsado por las estrellas jóvenes y masivas distribuidas en forma de disco.
La expulsión de la materia permite que esto ocurra. Sin embargo, según los investigadores, solo una pequeña cantidad de ese material alcanza el agujero.
Contrariamente a lo que la gente cree, los agujeros negros no devoran todo lo que se atraen hacia ellos. Aparentemente, Sagitario está encontrando muchas dificultades para tragarse su comida”, dice Feng Yuan, del Observatorio Astronómico de Shanghai en China y coautor del estudio.
El motivo es que el gas que llega a Sagitario es muy difuso y caliente, muy difícil de tragar para el agujero negro.
Los agujeros negros voraces que provocan cuásares y enormes cantidades de radiación tienen yacimientos de gas mucho más frío y más denso que el de Sagitario A.
De ahí que la boca cósmica de nuestra galaxia permanezca mucho más tranquila e inactiva.
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