Las tropas aliadas en 1943, crearon el «Ejército Fantasma» -una unidad formada por expertos en efectos especiales, actores e, incluso tanques de cartón y caucho, con la finalidad de hacer creer a los nazis que el desembarco aliado en Francia se realizaría al este de la costa y no en Normandía.
De forma concreta, el cometido de los curiosos personajes contratados fue conseguir que el Führer creyera que los aliados disponían de una gran cantidad de tropas adicionales. Este «Ejército Fantasma» se ubicó en varios puntos estratégicos del mapa para dispersar a las fuerzas alemanas a lo largo de toda la costa francesa y, así, debilitar las defensas nazis de Normandía, donde se llevaría a cabo el verdadero asalto.
El mando aliado pronto se percató de que, aunque en el ataque participarían más de un millón de hombres y cientos de blindados, sería difícil romper las defensas establecidas por los nazis. Y es que Hitler no tardó en reforzar las posiciones del norte de Francia con multitud de hombres, tanques y artillería al enterarse de la gran cantidad de tropas que se estaban reuniendo en Inglaterra y Escocia.
«Desarrollaron un plan llamado Operación Fortaleza, por el cual se crearía la ficción de un gran ejército fantasma, dividido a su vez en dos comandos, uno con base en Escocia para insinuar una invasión por Noruega, y el otro en East Anglia y el sudeste de Inglaterra, para hacer pensar a los alemanes en el Paso de Calais».
Así, en los emplazamientos establecidos empezaron a edificarse auténticos campamentos militares falsos y que no contenían más que aire. En el interior de las tiendas no había un solo soldado, los cajones de madera no guardaban ninguna bala, los bidones no contenían ni gota de gasolina
A su vez, las autoridades militares encargaron la construcción de réplicas de tanques Sherman exactamente iguales a los reales y piezas de artillería de campaña. Este material de atrezzo se fabricaba en principio de madera por parte de carpinteros experimentados, no obstante, terminó haciéndose de caucho para ahorrar tiempo y dinero.
Al cabo de un mes, empezaron a llegar a Inglaterra grandes cantidades de tanques Sherman junto con camiones Dodge y piezas de artillería de campo ligera y pesada ¡Y llegaban en paquetes del tamaño de una maleta!.Sin embargo, una vez hinchados con un compresor de aire, se convertían en imitaciones tan perfectas que incluso tenían remaches en las torretas
Pero la artimaña no acabó en ese punto, ya que los militares pensaron hasta en el más mínimo detalle para que los aviones de reconocimiento nazis mordieran el anzuelo al sobrevolar los campamentos. De hecho, y como los vehículos falsos no dejaban huellas al moverse, se encargó a los soldados que realizaran surcos en la tierra similares a los que hacían las orugas de los blindados.
Se pensó en todo , muchos sacerdotes locales de East Anglia escribieron a los periódicos locales quejándose del “mal comportamiento” de las tropas extranjeras. El departamento de heráldica del ejército estadounidense diseñó y fabricó todo tipo de insignias y distintivos de hombro de las divisiones fantasma para que los soldados de permiso los lucieran bien visibles.
Tal fue la precisión en la mentira que se encargó a un grupo del Cuerpo de Señales del Ejército que emitiera por radio todo tipo de mensajes (codificados y sin codificar) simulando desde órdenes, a falsas notificaciones que informaban de la llegada de unidades extranjeras. Además, los campamentos fantasma recibieron también las visitas del rey Jorge VI y del alcalde de Dover.
Sin embargo, la puntilla final de este engaño y lo que probablemente terminó de convencer a los alemanes de que el ejército fantasma era real fue el comandante al que se le otorgó el curioso honor de dirigir a la FUSAG: George Patton. La elección no podía ser más acertada, pues este oficial tenía una hoja de servicio lo suficientemente reseñable como para generar cierto respeto en los nazis.
Tomada la decisión, se encargó al militar que realizara una gira europea en la que fue ampliamente fotografiado. El 26 de enero de 1944, Patton fue finalmente llevado a Inglaterra para comandar el ficticio FUSAG. Así pues, la fuerza denominada coloquialmente Grupo de Ejércitos de Patton, tan preocupante para Hitler, era sólo un ejército fantasma.
Finalmente, y a sabiendas de que los alemanes habían mordido el anzuelo, sólo quedaba poner en práctica la última parte del plan: hacer creer a los nazis el propio Día D que recibirían tres grandes ataques en varios puntos de la costa norte de Francia. Para ello, la noche del 5 de junio (pocas horas antes de la invasión), se preparó a varias unidades con el fin de simular la movilización de una ingente cantidad de hombres y barcos.
Varios bombarderos lanzaron tiras de aluminio para simular en la pantalla de los radares la aproximación de un convoy invasor a la costa del Cap d ŽAntifer. Esta medida fue acompañada de una artimaña naval consistente en utilizar lanchas a motor y torpederos que arrastraban globos reflectantes, para que en el radar parecieran grandes buques
La operación funcionó a la perfección, pues los alemanes enviaron instantáneamente notificaciones informando de que en Calais y Dunkerque (una ciudad portuaria alejada de Normandía) se esperaba la llegada de una gran flota aliada. De hecho, el anzuelo fue mordido de tal manera que incluso dispararon contra la flota fantasma del ejército invisible. Tras este engaño comenzó el sangriento desembarco de Normandía.
La táctica fue reutilizada por el ejercito Iraquí en la Guerra De Irak (2003-2011)
El Pentagóno no desveló la utilización de esta técnica hasta 1996.
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